NO DEJES DE COMUNICARTE. EL SILENCIO AISLA

sábado, 17 de enero de 2009

Comunico o no comunico. Esa es la pregunta

Los seres humanos somos comunicadores. Desde hace miles de años hemos utilizado diferentes formas de expresar y compartir con los demás nuestras inquietudes, esperanzas y alegrías. Lo hemos hecho a través de gruñidos, gritos, y gestos hasta que llego el lenguaje articulado. Por eso preocupa darse cuenta de la poca importancia que se le da en estos días al uso correcto del lenguaje. Y no sólo eso sino que tampoco se le da importancia al principal instrumento que poseemos para ejercer nuestro derecho a la expresión oral y la comunicación eficaz; La Voz.
Hay veces que queremos imponer nuestra opinión y lo hacemos gritando creyendo que esa es la mejor manera de ser escuchados. Es verdad que a veces la desesperación nos hace caer en esos excesos pero si tuviésemos el conocimiento necesario seriamos capaces quizás de hacer un análisis de porqué no soy escuchado. Podría ser que no estoy utilizando el tono adecuado? O que a mis palabras les falta vitalidad o mi lenguaje no es suficientemente convincente. Todo se aprende. Sólo hay que tener la voluntad para hacerlo y no dar por sentado que por el simple hecho de haber nacido con voz ya sé cómo utilizarla.
La comunicación entre personas es tan importante que, de hecho, existe siempre. Lo que sucede es que a veces ni nos damos cuenta del poder de nuestras palabras, gestos, y tonos. El truco como siempre esta en hacer las cosas con conocimiento de causa para además hacernos cargo de lo que decimos y como lo decimos. Para luego no tener que lamentar haber dicho algo, o necesitar un “traductor”
Cuando tenemos inquietudes artísticas, llámese pintura, escultura, canto etc. Nos preocupamos de prepararnos, de tener los mejores profesores, para luego exponer nuestro arte, pero cuando se trata de la expresión oral, que es la gran diferencia que existe con el resto del reino animal, pensamos que no necesitamos preparación. Y no me refiero a prepararnos para ser grandes oradores sino para lograr una comunicación fluida con nuestros semejantes.
En esta era de las grandes comunicaciones es cuando peor nos comunicamos. No sólo por lo pobre de nuestro vocabulario sino porque nos olvidamos del receptor, en buena cuenta de la persona o personas a las que queremos transmitirle nuestros sentimientos, pensamientos o ideas. Si cada uno se dirigiera a la otra persona tomando en cuenta su manera de ser o de sentir la comunicación seria casi perfecta. Nos ofenderíamos menos y nos entenderíamos más. A eso se le llama comunicación no violenta.

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